Lindo rinconcito en Tlaquepaque

  • La historia de este cafecito no es muy longeva, sin embargo cuenta con infinidad de parejitas que se han comprometido y hasta el altar han llegado

 

Por Mario Díaz

 

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Este día es fresco, tirándole un poco al frío, no ha dejado de llover desde temprana hora, caminar por el primer cuadro de San Pedro Tlaquepaque con estas condiciones invita al refugio de una taza de café.

No es necesario buscar mucho, justo frente al Parian y al lado de la presidencia municipal y como encajado entre varios locales sorprende y atrapa el aroma a buen café, te atrapa e invita a tomarte unos minutos para ti y darte la oportunidad de un descanso.

Del aroma el siguiente sentido que te atrapa es la vista, desde fuera se aprecia una apetecible penumbra que evoca intimidad, que extiende sus brazos para que inventes cualquier pretexto para entrar y dejarte consentir.

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Antes se llamaba Mi Café, ahora Late que Late Café Tlaquepaque, un lugar para la buena charla, la lectura pendiente, aventar unas líneas sobre una página en blanco o simplemente entrar y disfrutar un rico café antes de continuar con el ajetreo diario.

Myriam Beck, copropietaria comenta que “este lugar fue el primer café en Tlaquepaque, hace quince años de esto, nosotros retomamos el compromiso de continuar con esta tradición que puede no ser muy antigua, pero es un lugar lleno de historias”.

Y explica que sus dueños originales Carmen Zavala y Francisco Jiménez le dieron un ambiente acogedor, una alternativa para los visitantes al primer cuadro de este municipio, afortunadamente este lugar fue aceptado por los tlaquepaquenses que en sus paseos de la tarde-noche veían en este pequeño recinto el lugar ideal para la charla.

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«Pero estos encuentros de paseo tenían una doble intención, quedar bien con la muchacha y aprovechar el ambiente para pedirle fueran novios, muchas parejas aquí se formalizaron, incluso tenemos hoy familias que se acercan para decirles a sus hijos en qué mesa le pidieron la mano a su mamá».

Con el cambio de dueños, se tuvo la idea inicial de remodelar todo el local, pero ante la insistencia de los clientes de dejar este lugar tal y como estaba, compartiendo la nostalgia de sus comensales.

Sólo le dieron unos retoques especiales como colocar trece pinturas de la primera propietaria Carmen Zavala, quien murió hace un tiempo, acuarelas, oleos, lápiz, cada una con una técnica impecable y con diversos temas, pareciera que estos cuadros son parte intrínseca de este inmueble.

La empatía de este cafecito por su gente va más allá y son parte del programa Café Pendiente, que no es otra cosa que la acción de los clientes de dejar pagado un café, un baguette, alguna bebida caliente para quien lo necesite.

A dos meses de la apertura van 72 bebidas entregadas, “como sociedad nos tenemos que apapachar entre todos, es un programa que se trata de honestidad y confianza, lo que das de corazón siempre se multiplica, veo que en Tlaquepaque si hay mucha gente que apoya”, sostiene Myriam Beck.

Afuera la lluvia da un respiro, lamentablemente debo de regresar a la rutina, pero con la promesa de volver a este apacible lugar.

2 comentarios sobre “Lindo rinconcito en Tlaquepaque

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