La Cicatriz de la Sirena, un libro para remover a las buenas conciencias

  • Cesar Saldívar nos lleva a través de diversos relatos situaciones que pueden incomodar al más avezado, pero que, sin lugar a dudas deja mucho material para reflexionar y pensar sobre la sociedad actual.

Juana María Ramírez.-

Una buena sacudida a las buenas, y porque no, a las malas y a las neutras conciencias resulta ser sin duda alguna La Cicatriz de la Sirena, de Cesar Saldívar, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, el quinto libro de un autor que no se frena ante nada, ni se adhiere una corriente de moda porque él tiene su propia visión de la vida y de las cosas que suceden en el mundo.

Fotógrafo, director de cine y narrador, César Saldívar, originario de Monterrey, Nuevo León, con quien platicamos en la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, nos trae con su libro una serie de cuentos cortos que, como el mismo dice son “unos retratos sociológicos de distintos personajes que tocan la diversidad sexual y de identidad, a veces son retratos incómodos, porque de verdad tienen un sentido crítico para ciertos grupos o ciertas realidades,  por ejemplo, hay un personaje que se supone que es el primer hijo, todo es ficcionado, es el primer hijo de vientre de alquiler de una pareja de una pareja de hombres”.

El autor, nos presenta su punto de vista de lo que puede suceder ante esta realidad, un relato duro que deja pensando, como parece ser su intención a lo largo de cada una de las historias que cuenta en la Cicatriz de la Sirena, un libro que incluso enfrenta su propia identidad, develando un mundo de realidades que como sociedad se pueden estar perdiendo de vista.

“Yo creo que estamos en un momento de reconstruir la sociedad o de modificarla en la medida que sea posible, yo la verdad ya tengo un sentido casi pesimista de lo que el ser humano es, creo que las guerras y lo que está sucediendo hoy, no nos da mucho espacio a tener optimismo, pero sí hay algo que creo que es importante es reflexionar, para mí esto es una voz que necesito compartir con lectores, porque son sentidos críticos en muchos en muchas direcciones, o sea hay una crítica muy dura al grupo gay como movimiento genérico, como movimiento con códigos  limitantes y excluyentes cuando se busca la inclusión.

El libro no deja prácticamente títere con cabeza, en cuanto a la crítica se refiere, tanto a la cultura woke como a las caretas de la sociedad tradicional.

“Hay también una crítica muy fuerte a la propia sociedad,  me parece un tópico muy fuerte, a lo heteropatriarcal,  pero no podemos desvincularnos de ese concepto o sea, esta sociedad arrastrada desde por lo menos hace con 200 años por el machismo, por la religión y por una institución por ejemplo el matrimonio que yo no estoy en favor ni en contra pero, estas instituciones que permiten la doble moral nos han llevado a unos extremos que, si fueran a más crítica o si fueran a que hablan más de ti pues sería incómodo, sería incluso injusto, pero no pasaría a mayores, pero es que estas 3 cosas que señalo desembocan en violencia y en violencia de mucho tipo de manifestaciones, desde la violencia de la indiferencia hasta la muerte, entonces todo esto creo que es mi preocupación como artista”.

“Entonces en estos cuentos trato de crear reflexiones, yo no me considero activista, porque para ser activista se necesitan otros elementos de vida y de  personalidad, pero creo que como artista puedo reflexionar como reflexiono en mis películas y en mis fotografías, sobre temas que simplemente es interesante que a través de mi lectura que tu posiciones tu punto de vista, no tienes que estar a favor o en contra, yo no soy panfletario, yo no aspiro a promover a nadie, pero sí me parece que hay una  responsabilidad en cada uno de nosotros para poder crear una libertad final y no una libertad politizada como la que tenemos ahora”.

Una de las características de los cuentos de Saldívar, en su totalidad con personajes homosexuales, es que están muy alejados de victimizaciones o de glorificaciones, son hechos que suceden porque la sociedad los a llevado a esos espacios de vida, desde la incomprensión hasta la comprensión absoluta, sin inclinación a decir esto esta bien o esto esta mal, es solo un hecho narrado de forma efectiva.

“Yo creo que tenemos un tumor social que no hemos atendido y que está a punto de convertirse en cáncer si no es que ya lo es, que es la politización y no solamente vamos a hablar de la politización de la sexualidad o de la identidad, sino que estamos hablando de por ejemplo, si hablamos de cambio climático, hay una politización sobre el cambio climático, a favor o en contra y eso que empezó a hacer una politización en grupos, en  gobiernos, en distintas protagonistas ya llegó al ser humano, nos hemos politizado, o sea una chica trans muchas veces es un personaje politizado o político,  entonces,  yo creo que debemos incluir también la heterosexualidad ya”.

“Yo por ejemplo, muy personalmente no estoy de acuerdo, pero no soy nadie para estar de acuerdo o no, simplemente no soy políticamente correcto casi en nada, porque lo políticamente correcto para mí huele a hipocresía y huele a falsedad, porque si realmente estuviéramos todos incluyentes y practicando y viviendo la igualdad no tendríamos que estar hablando de esto, entonces, me parece que este libro además consigue algo muy interesante, que es que está creado desde dentro del sistema, avalado por la Universidad Autónoma de Nuevo León y yo aspiro a que sea un libro que tenga una vida dentro de la literatura como tal y no desde la clasificación, o sea es un libro que a pesar de tener una temática de diversidad sexual y de diversidad de identidad no cae en la en la clasificación de lo queer, no es un libro gay,  porque también creo que cuando clasificamos la literatura estamos en el acto marginándola, estamos en el acto excluyéndola”.

Cesar Saldívar escribe sus historias y se distancia de cualquier etiqueta que le puedan poner, porque al final de cuentas lo que hace es literatura y como tal debe ser abordada, sin miedo a los tabúes, escribiendo con desparpajo, con naturalidad con ciertos momentos de humor.

“Es que cuando categorizamos algo, etiquetas, y esto es un arrastre del sistema que nadie ha puesto la atención en ello, cuando clasificamos literatura de mujeres literatura afroamericana, literatura latina, estamos haciendo una categorización que en ese mismo instante se vuelve excluyente de una manera implícita, entonces volviendo al tema de la politización del ser humano, que creo que es lo que hoy nos está atacando, cuando yo politizo mi identidad, cuando yo politizó mi preferencia sexual , cuando yo politizo mi género, en ese momento estoy creando una frontera con el otro y estoy integrándome a un grupo y excluyéndome de otro, o excluyendo a los otros, y las fronteras ya lo sabemos solo pueden generar guerras”.

Nos comenta de cada uno de los cuentos que componen el volumen destacando su visión de un mundo que, aunque normal aún sigue causando urticaria en las buenas conciencias.

“Hay un humor muy personal, porque además son bien duros, hay uno que se llama Mayates, qué es algo que sucede entre dos chicos que han sido sexoservidores y que luego tienen ahí un conflicto que resuelven de una manera, pues fuerte, dramática y eso por ejemplo es un cuento que retrata la homofobia en su máximo esplendor, sobre todo este cuento casi, casi se vuelve sinónimo homofobia- homosexualidad,  es muy difícil entender que detrás de una postura homofóbica hay una homosexualidad reprimida, porque la homofobia esta avalada por el machismo en la medida que tú digas este es  “maricón” este es “puto” entonces yo me reafirmo socialmente como que yo no lo soy, y aparte me avala como machismo de considerar al otro menos o casi de justificar mi violencia hacia él”.

“Y lo que aquí retrata es que todos podríamos tener una escala, porque nadie somos puros, todos tenemos una escala de machismo, una escala de homofobia o una escala de racismo, o sea entre el blanco y negro hay un hay una infinidad de grises, y  nadie estamos resueltos y no vamos a hablar de utopías pero sí creo que cuando en tu máximo esplendor eres homofóbico, es que en esa misma proporción eres homosexual y en este caso a mí no me interesa ninguna bandera, ni quiero que la gente tenga una sexualidad u otra, no soy nadie para decirlo, pero sí para ver qué está detrás de las máscaras que hacen y afectan a una sociedad cada día más violenta”.

Reconoce que su escritura puede representar situaciones un tanto difíciles de digerir, es decir, en uno de sus cuentos un chico que se enamora por fin, porque era un chico que no encontraba nunca su media naranja y resulta que es una chica trans, inmediatamente su madre desconfía, después de que la madre ha sido totalmente libre para su sexualidad y ha hecho un montón de barbaridades, al hijo lo lleva por el lado de lo hetero aceptado y le desconfigura la relación diciéndole esto es un hombre con peluca, esto no es una mujer, “y eso es políticamente incorrecto, pero es muy válido en la realidad, y ese tipo de reflexiones creo que son muy vivaces creo que son muy muy deliciosos de leer, pero creo que luego al final casi te exigen que tú tengas una postura a favor o en contra de lo que acabas de leer que son como interactivos en ese sentido porque no te dejan indiferente”.

Cesar Saldívar pese a los temas focalizados que presenta considera tener un público plural, tanto en sus libros, fotografía y cortometrajes, la verdad es que siempre ha sido muy bien recibido debido a su punto de vista honesto, sin perseguir banderas por lo que se autodenomina independiente en muchos sentidos,

“No estoy ni a favor ni en contra de nada, uno de mis cortometrajes rosa el tema de la transexualidad geriátrica y otro tiene el tema de la transexualidad masculina y en ningún caso yo estoy a favor o no de la transición de género, simplemente hago retratos hago retratos de la sociedad contemporánea”, define.

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