El autor de México Dividido, expone con argumentos sólidos situaciones para entender la mexicanidad hoy en día, pretende generar conciencia y dar un giro de comprensión para sanar de una vez y por todas las heridas autoinfligidas de nuestro pasado, es buscar y comprender nuestra realidad con todo el bagaje histórico que nos dieron identidad
Por Mario Díaz (El Master).-
De nueva cuenta la herida de hace más de 500 años vuelve a abrirse y como cada año este asunto de la conquista de México, la fusión de dos culturas, el encuentro de dos civilizaciones solo dura a lo mucho una semana, para volver a resurgir al próximo año.
Para Ricardo Homs, presidente de la Academia Mexicana de la Comunicación, todo nace con la pregunta, ¿Qué somos los mexicanos? Para responder esta simple, pero al mismo tiempo compleja situación expone en su más reciente libro México Dividido (Editorial HarperCollins), una serie de argumentos sólidos.
“Todo nace de esta pregunta y que hoy nos hacemos todos los mexicanos, qué está sucediendo con el país, porque lo que vemos simplemente no concuerda, no lo reconocemos en el contexto actual de lo que teníamos de idea de lo que es México y los mexicanos”.
“En el México que recordamos había valores, la idea de respeto a la autoridad, a la convivencia, el mexicano era muy respetuoso de las opiniones de los demás, evitaba conflictos, era muy diplomático”.
¿En qué momento se rompe esta situación?
“Esa es la pregunta, si queremos encontrar la respuesta en el contexto reciente, creo que estaríamos totalmente perdidos, porque un cambio cultural de esta magnitud no se consigue en cuatro, cinco años ni en seis o en ocho, es un largo proceso generacional”.
El tema no pinta nada bien si sumamos que en años muy resientes se ha generado una carga muy fuerte desde el poder abundando en fortalecer este conflicto interno que genera nuestra idiosincrasia.
Reconoce en una parte de su libro que el ánimo del colectivo se manifiesta externando profundos rencores y resentimientos derivados de graves inequidades, falta de oportunidades para un importantísimo segmento de la población y el desajuste provocado por un sistema social perverso, proclive al control social a partir de cacicazgos disfrazados de liderazgos reenviadores.
Lo más grave en que el actual contexto social y político –haciendo sinergia con una idiosincrasia guiada por el rencor, los resentimientos y el encono— pueden destruir al país, haciéndolo retroceder varias décadas.
“Hay una crisis moral en el país y una lucha solo por el poder así de simple, llano y vulgar. En esto hay algo que he estado investigado desde hace años, recuerdo que desde hace 40 años en que di clases a universitarios traía el tema de la idiosincrasia, cómo hay ciertos valores que están inculcados en el inconsciente colectivo y que nos motivan a interpretar todo y actuar”.
“Creo que todo esto viene de una visión muy antigua de lo que se le llama leyenda negra española, que en México no se habla nada, esto lo supe con amigos historiadores españoles y recientemente, y cuando me metí a entender con el maestro Mr. Google (suelta una carcajada), empecé a ver que tiene un fundamento serio. Cuando empezamos a reinterpretar la historia descubrimos que es cierto que existió la leyenda negra, creo que fue la primera campaña de marketing político del mundo, entre dos grupos que eran los enemigos”.
Por un lado, Francia e Inglaterra contra la corona española, conflicto que se dio en el siglo XVI y XVII, para el investigador fue en ese tiempo en que se empezó a hablar de la barbarie de la contraparte y la conquista de lo hispanos, empezaron a divulgar la crueldad con que actuaron en territorio de la Nueva España.
“En estas versiones se habla de que era una historia de resentimientos y esto caminó y tomó mucha fuerza y credibilidad, pero como el refrán del burro hablando de orejas, lo mismo hicieron los ingleses cuando llegaron al territorio que hoy es Estados Unidos, exterminaron a casi toda la población indígena. Si, hay reservaciones, pero de los pocos que quedaron vivos. Está el caso de un nieto de Gerónimo, el jefe apache que preside hoy una fundación, se puso analizar sobre la leyenda negra española, porqué razón los norteamericanos se la pasaban hablando en contra de todo el trabajo que hizo España en sus territorios y no hablan del exterminio en su propio territorio”.
Fusión cultural
A diferencia de lo ocurrido en lo que hoy es Estados Unidos en lo que hoy es México nos quedamos con esto de lo que hablamos como una campaña negra que permeó muy bien en este país, porque curiosamente son dos mundos que no se lograron integrar durante 400 años y que hoy vemos por ejemplo que todo está fincado sobre una visión falsa de la interpretación de la historia”.
“¿Qué hubiera sucedido en este país cuando todos hablamos de la derrota crónica que todavía hoy nos sigue doliendo a manos de una invasión extranjera? Pero si explicamos y entendemos la historia como es, no es posible que 850 españoles hubieran podido derrotar a 150 mil guerreros mexicas. No existía ni el concepto de nación mexicana. También hablamos de los tlaxcaltecas como unos traidores, pero traidores a quién, si ellos tenían todo el derecho de unirse e ir sobre sus enemigos, los totonacas que venían de Cempoala los que le dio al cacique Gordo de Cempoala, pero eran aliados de los hispanos para liberarse de yugo azteca porque les pedían no solo el tributo de personas y de bienes, eran antropófagos y no reconocemos eso”.
“Sabes, se empezó hablar de esta característica luego de la película de Mel Gibson Apocalipto, y nos dolió, nos ofendió. Todo esto quiere decir que traemos una interpretación equivocada de la historia. Tenemos que entender y reconocer que es historia, no es buena ni mala, son hechos que ocurrieron, tenemos que entendernos y reconocer que el contexto y los valores, circunstancias de aquella época definían la conducta de la gente, pero valuar eso con los valores de ahora de una civilización que caminó y evolucionó 500 años no es por ahí”.
Conquista, fusión, encuentro
Ricardo Homs, autor también de Liderazgo de masas en la era de las redes sociales; Las 28 reglas de oro de la estrategia electoral; y Marketing para el liderazgo político y social cada 12 de octubre surgen estos resentimientos que considera una mala comprensión y entendimiento de asumirnos como lo que realmente somos, el resultado generacional de esta fusión de ambas civilizaciones.
“Es el punto de este libro, qué hubiera sucedido si eliminamos la parte de una derrota y dijéramos que fue una sublevación indígena con una recomposición geopolítica del territorio, donde hubo un líder, un estratega llamado Hernán Cortés con sus 850 de su equipo técnico si lo ponemos en términos futboleros”.
“Porqué seguir hablando de una derrota que nos duele, que nos minimiza, victimiza, que nos pega en nuestra autoestima que nos hace sentirnos como país como un producto de una aberración, de una derrota, de una violencia, de un genocidio cuando en realidad solo se trató de una recomposición”.
“Qué hubo después, sí, una conquista cultural y religiosa, pero que fue sobre la base de mostrar otro estilo de vida a una población temerosa de la antropofagia a los que se les agrega el cerdo para cambiar su dieta de prójimos. Se les dice que el Dios que ellos traían en lugar de estar pidiendo sacrificios humanos, él se autosacrificó por todos nosotros. Este fue un gran cambio, pero fue cultural”.
“Si en lugar de estar hablando de esa derrota y a la pregunta de qué somos, respondemos que somos la fusión de dos grandes civilizaciones, no grandes culturas. El mundo indígena era una civilización tan poderosa que Tenochtitlán tenía una población en tamaño, nivel social estructural, de desarrollo científico como las grandes e importantes ciudades de Europa como París. Nuestra idiosincrasia puede ir cambiando para bien de generaciones futuras”.
Expone el investigador que hasta fines de la revolución mexicana existían prácticamente dos Méxicos, uno en el que refugió la parte indígena estableciéndose en el campo donde mantuvo sus valores, tradiciones, su misticismo, intuición, espiritualidad; y el México criollo que se fue a vivir a las en las ciudades. Ambas partes, aclara Ricardo Homs, se reencontraron en la barbarie de la revolución mexicana y que costó un millón de muertos en un país de 30 millones.
“Esta migración después del campo representó un choque cultural en que se encuentran en la intimidad dos civilizaciones. Digo en la intimidad por una razón muy simple, la gente del campo empezó a trabajar al servicio doméstico de las familias de clase media de las ciudades, otro entra a trabajar de jardinero, de chofer, otros entran a las fábricas a convivir con los citadinos y de estos encuentros en donde se descubren totalmente diferentes llegó a Samuel Ramos a escribir en 1934 El Perfil del Hombre y la Cultura en México, él era el director de la facultad de Filosofía de la UNAM”.
Fusión
“Empieza a preguntarse quiénes somos los mexicanos, vio ese choque cultural, éramos indígenas, éramos una cultura criolla y siguieron con esto toda una serie de personas, como Octavio Paz entre muchos otros. La fusión llegó en los años 70’s cuando se logró convivir en paz, encerrados en nuestras murallas, pero en convivencia. Ya somos por fin esa fusión de las dos culturas, si muchas injusticias, heridas, pero tratando de cicatrizar, de crecer con una visión aspiracionista que es válida”.
“Pero llegan (los representantes de la 4T) y va para atrás, nos rascan las costras y nos empiezan a echar limón, inventan una nueva separación con su discurso de “los fifís”, pero por otro lado también llega la globalización y genera este choque y descontrol que hoy estamos viviendo”.
“Somos una nación de graves y profundas contradicciones ancladas en nuestra idiosincrasia”.
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