Ezpiral dominical

 

Vhaldemar Madama

 

satrcafe

 

Interior cafetería 6:32 pm

En la mesa del fondo de un Starbucks está sentado Joaquín, lee cínicamente un libro: Caldo de pollo para el alma. Alicia, una chica estereotípicamente rubia y atractiva, ve a Joaquín, ve su libro y dice:

—Holi, ¿Qué lees?

Joaquín, un chico de veintitantos, moreno, no muy alto, no muy guapo, robusto, con anteojos y con una playera de una banda de deathmetal hace una pausa de micromilésismas de segundo, piensa el diálogo que saldrá de su boca, no puede silenciar el hecho de que analiza ese libro porque está buscando nuevos chistes sobre la gente que lee libros de autoayuda y porque su madre se lo regaló de cumpleaños. Sabe que es una oportunidad de una en un millón, es probable que una chica como ella, “Alicia”, nombre que desconoce Joaquín”, sea fan de los libros de autoayuda. Cualquier desliz en su respuesta puede suponer la pérdida de una posible cita o mejor aún, de un revolcón con una chica rubia de medidas apantallantes. Debe responder con cierto interés pero eliminando el cinismo, qué tal si ella detecta su sarcasmo o que pasaría si ella cree que es un entusiasta de los libros de autoyuda. Nervioso, no puede darse el lujo de verse estúpido, tampoco un “intelectualoide-gordito-metalero”; sus labios tiemblan un poco, una gota de sudor en la frente, aumenta su temperatura corporal , infla el pecho y rápidamente contesta:

—Aaaaah… un libro.
Del Taller Al gravitar Rotando

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