En mi haber lo necesario
Es la hora cero. Me siento frente al papel a escribir ante un sol que parpadea.
Pero ya no tengo palabras.
Ya me las comió el día.
Ya dije gracias por el café.
Ya conversé con mi madre.
Ya trabajé discursos hasta venderle su alma al diablo.
Ya escribí una carta a mi hermano.
Intercambié frases con la cajera, con el ejecutivo, con el anciano de la esquina.
En la siesta agradecí al mismo tiempo con todas las palabras que conozco.
Pero tengo que escribir algo, por la tarde porque quedan vagas formas de ideas, palabras mosquito que me zumban sin sentido. Palabras sueltas que hay que echar fuera para encontrar la paz. Las escribo para dejarme en el vacío.
Palabas que nunca uso:
maledicencia, sabiendas, pusilánime, amatista, cordura, esténcil, miasma.
Pero todavía le faltan unas horas al día. Cuido dejar en mi haber lo necesario para intercambiar las buenas noches; la cena está lista, hagamos el amor, a qué hora el despertador mañana.
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