Inmóvil y llamativo, un hombre con fuertes rasgos, toscos y de edad entrada se coloca a un lado del Teatro Degollado, esperando alguien deposite una moneda y así hacer una de sus poses “guerrera” y tomarse una fotografía.
Nicolás lleva más de 20 años dedicándose al entretenimiento artesanal turístico, pintando cucharas y haciendo retratos, entre ellos 6 años pintándose de los que él menciona son sus antepasados, pues dice que cuenta con sangre de la tribu del norte “Danzantes con el Sol”
Complet6amentre de rojo con varios arcos de utilería posa con euforia para dar gusto a las personas que lo apoyan al pasar.
Sin embargo Nicolás comenta que no ha sido fácil estar ahí, ya que comerciantes de la misma zona no le tienen en estima y no aceptan sus acciones como arte, triste y cabizbajo, lleno de convicción dice que el solo quiere trabajar y hacer pasar un rato agradable a las personas que visitan el centro histórico.
Tiene más de 80 años y no cuenta con quien se haga cargo de él, “tengo sangre fuerte” menciona, “podré trabajar muchos años más” mientras mira la nada como si tratara de convencerse a sí mismo de sus palabras.
Al final, los niños les gusta ver un “piel roja”, parejas de adultos y adolecentes posan junto con él para actualizar la foto de sus redes sociales, alegría y un distractor de la vida cotidiana es Nicolás, el danzante del Sol.