Parece que volaras, nunca te alcanzo es la antología de los diez escritores que ganaron en el 4to concurso iberoamericano de novela Ventosa-Arrufat y Fundación Elena Poniatowska Amor
Por Mario Díaz (El Master).-
Una de las funciones que provoca la Feria Internacional del Libro tal vez nunca considerada, es la relación que se generan entre autores y reporteros que cubren esta fiesta literaria. Como resultado de estos encuentros fortuitos se llegan a crear algunos lazos de amistad o cuando menos empatía que se cimentan en una sola entrevista y se construye con el paso del tiempo y la promoción de nuevas entregas.
En este caso el deleite por partida doble, con Ana García y Thania Zepol ambas parte del grupo de diez ganadores del cuarto concurso iberoamericano de novela Ventosa Arrufat y Fundación Elena Poniatowska, bajo el título Parece que volaras, nunca te alcanzo, editado también por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y Pigmalión Narrativa, quienes aceptaron gustosas una entrevista para Efecto Ezpiral Noticias (pobres no sabían), va pues con mucho cariño y recordando la sobremesa que vino después de la entrevista.

Ana García (país vasco) y Thania Zepol (Chilanga) dos excelentes y sorprendentes escritoras que comparten un poco de su experiencia en esta antología.
La primera y por cosas de que la visita va primero nos encontramos con el relato Los Apáticos, de Ana García (España) quien nos lleva a la historia de Lamiya, una joven yasidíe atrapada en el norte de Irak, quien junto con su familia busca el refugio de un país ajeno que al menos les brinde un poco menos de penurias que el estado islámico.
¿Cómo te sientes con esto de que tus palabras, tu historia te tenga en FIL Guadalajara por unos días, a ver si muy buena para esto… se puede describir?
Al parecer el reto de describir cómo se siente la sorprende un poco y vienen sus primeras risas, retoma el control y responde:
“Primero, es increíble estar aquí porque como lectora FIL Guadalajara es mítica, incluso como profesional porque también soy traductora, para mí es el centro de muchas cosas que se concretan en mi vida profesional, pero, en segundo lugar aunque también puede ser el primero, es un momento muy emocional, porque ganar este premio me resulta indescriptiblemente maravilloso”.
“Y ahora estamos aquí en Guadalajara a unas horas de la presentación en estas horas de entrevistas y contacto con periodistas, de algo que surgió del otro lado del atlántico, es maraviloso”.

Te llegó la convocatoria, viste que tenías algo que era adecuado para la misma, te tuviste fe y te qué fue lo que te llevó a decirte, ¡Va, le voy a entrar!
“Fueron dos motivos primero porque es la Fundación Elena Poniatowska, ella es un gran referente en España y segundo porque ellos permiten que los cuentos puedan ser un poco más largos, ya te la sabes que por lo general los concursos de cuentos permiten diez, quince páginas como máximo y este en cambio sí permitían cuentos más largos y este encajaba”.
Que dices, lo mío es escribir no cortarle a los textos, tanta inspiración para que luego me digan quítale, pues contigo se toparon con pared.
(Risas) Justo así, por eso me gustó esta convocatoria, hasta que nos consideran a los que le metemos mucha inspiración (risas).
¿Y de qué va tu participación nos puedes hablar un poquito de Los Apáticos?
“Los Apáticos son niños refugiados en el norte de Europa, fundamentalmente en Suecia que, al no recibir la autorización para quedarse y pensar en la posibilidad de seguir migrando, caen en un síndrome que se conoce como el síndrome de la Resignación que es una especie de coma, estos niños van dejando de comer de hablar, todo a consecuencia de tantas cosas que han atestiguado en su recorrido alejándose de la guerra y en busca de refugio, incluso llegan hasta el punto que los tienen que alimentar para que no mueran”.
¿Un tema muy fuerte, cómo sabes que es este tema del que tienes que escribir?
“Vi una fotografía durante la pandemia uno de los finalistas del World Press Photo, del polaco Tomek Kaczor, era una niña que acababa de despertar de este síndrome, me impresionaron mucho los ojos de esta niña, no me quise quedar solo con esta imagen en mi cabeza así que fui a buscar la historia, seguí investigando y esto me llevó a conocer a los yazidí del norte de Irak porque son los que más sufren este síndrome. Ahí empezó a surgir el personaje y empecé a explorarlo, tenía que hablar de esto”.
Tu personaje Lamiya, esta jovencita tomó vida y se fue por donde quiso o siempre la mantuviste bajo tu control sobre las líneas que marcaste al principio de esta aventura.
“Qué interesante pregunta”.
Solo tengo el hablado, el aspecto y el caminado, pero a veces me funciona el cerebro (Risas).
(Risas) “Hasta ahora que lo mencionas es que me pongo a verlo. Sí que me había documentado mucho y tenía una estructura de lo que quería hacer, soy mucho de conocer el final de los cuentos, pero en este caso partí más del principio, ahora que lo pones así, fui yo quien empezó a seguirla, es una niña y me dejé guiar un poco de ella”.
“Mi personaje Lamiya es una niña fuerte es muy valiente y me iba dictando un poco por dónde ir, pero sí tenía unas líneas generales que tenía que tocar”.
Ahora vámonos contigo Thania Zepol.
“Si soy chilanga cien por ciento de la Ciudad de México y con todo lo bueno y malo que eso signifique, participe en esta convocatoria con mi relato Traumatología.

¿Nos puedes decir un poco de qué va tu relato?
Antes de responder entrecierra sus ojos, mueve su cabeza en un ligero vaivén, al parecer trata de armar una respuesta que no haga mucho spoiler de su cuento, al menos eso aparentaba, y responde.
“A mí la parte de explicar, decir un poco sobre la trama es lo que más me cuesta trabajo exponer, no porque sea una de esas tramas psicológicas que profundizan en los laberintos desquiciados de los personajes, sino porque en realidad es uno de esos cuentos donde pasan muchas cosas, pero al final no pasa nada, pienso que es un intento mío por acercarme a lo kafkiano, porque si recuerdan Kafka empezó a escribir y crear este universo a partir de haber sido funcionario público”.
“Muchas cosas que escribo las hago a partir de visitar estos lugares, para tener experiencias con funcionarios públicos, en este caso con el sistema de salud pública”.
Salud pública, pero no de Dinamarca creo pensar, de manera que, si hay cosas desquiciadas e inhumanas, ¿entonces es un cuento de terror y horror?
(Carcajadas) “Pudiera ser (risas). Creo que es algo de lo que tenemos mucho los mexicanos, si no nos tomamos las cosas que nos pasan o que le pasan a nuestro país con humor y si es humor negro mucho mejor (risas), si tomamos de una manera seria todo lo que nos ocurre de seguro nos deprimimos, andaríamos tristes, encabronados, odiándonos los unos a los otros. Por fortuna tenemos esta capacidad de buscarle a lo desagradable algo de humor, y mejor tomarnos más ligero estas grandes tragedias de la vida a diferencia de los griegos”.
“Lo mío es autoficción, es una experiencia que tuve y del tiempo que estuve en Buenos Aires y tuve que asistir a la salud pública de allá y ya tenía experiencias con salud pública de otros lugares”.
Allá no tienen este sistema de salud pública como el de Dinamarca de México me imagino.
“(Risas) Efectivamente no eran como el Dinamarca de México en el sector salud jajaja, lo que más me sorprende con este cuento es que quienes lo han leído se acercan y me dicen, a mí me pasó. Me doy cuenta que todos y todas tenemos una experiencia parecida cuando se trata de burocracia y más con esto de la salud pública, por eso digo que pasan muchas cosas, pero al final no pasa nada”.
“Todo surge porque tuve toda esta experiencia y fue tan frustrante salir de toda esta situación sin siquiera un diagnóstico y para no terminar más frustrada tuve que sacarlo de mi cabeza y me pude a escribir”.
Pobres galenos, no has pensado que todo eso lo hicieron o no hicieron fue precisamente para que escribieras y fueras parte de las ganadoras de este premio, qué bárbara qué insensible.
“Híjole, ahora que lo pones así, tienes razón soy mala persona (jajaja). Algo que me gusta mucho de la literatura que tiene tantas vertientes, una de ellas es el poder no solo procesar sino expulsar ciertas experiencias del cuerpo, algo de lo que te pasó lo dejas escrito en una historia y de alguna manera logras alejarte”.
No les des ideas, que no te escuche ya sabes quién, luego van a promover que se recete un paracetamol y que escribas un cuentito, un poema para que te alivies, aunque tengas apendicitis.


De vuelta con Ana García, se le presenta la siguiente situación, va por los pasillos de la FIL Guadalajara, da una vuelta y se topa con un personaje de una novela algún cuento y lo invita a tomarse algo para hacerle una pregunta, ¿quién sería este personaje y cuál sería la pregunta?
Por su expresión se percibe que le ha sorprendido la pregunta, quiere decir algo, pero calla, ríe, trata de recordar y elegir.
“Qué difícil…”
Tómate tu tiempo, ya ves que eres la única a la que vamos a entrevistar en la FIL…
(Risas) “Tendré que hablar de un escritor africano, angoleño que se llama Ondjaki que también está publicado en México (Almadía) y él hace mucha autoficción, tiene varios libros sobre su niñez siempre dice ´yo ya no sé lo que escribo si es verdad o ya me empecé a creer lo que escribo, se mezclan sus ficciones con su realidad y sus libros siempre son sobre su barrio, sobre su abuela, sus profesores cubanos que fueron a Angola a combatir”.
“Me gustaría conocer a ese niño que nos cuenta todo eso. Me gustaría sentarme con este pequeño niño (Libro Los Transparentes, Almadía) y seguir escuchando más de sus aventuras, como las que narra en sus libros, saber lo que recuerda de los relatos que le contaba su abuela, sus padres, y poder conocer un poco más de este mundo que me resulta tan lejano”.
“Aunque ya conozco un poquito de su vida porque he traducido a varios autores africanos y es un mundo muy lejano, pero es encantador conocer esas pequeñas cosas que pueden ser triviales, pero que cuando las narra son maravillosas y no necesito que me lleven a un safari ni nada por el estilo para recorrer África, sino que invite a su rincón preferido y me siga platicando qué desayunaba un domingo en familia, cosas así”.
Lo mismo para ti mi estimada Thania, quién sería este personaje y qué le preguntarías.
“Así de botepronto lo primero que se me viene a la mente, se me ocurre este personaje que se llama K del libro El Proceso de Kafka. Pero más que preguntarle algo lo mío sería tal vez seguirlo por toda la FIL, ver qué hace, qué dice, ver con quién trata de relacionarse. Lo que pasa es que los escritores más que preguntar escuchamos”.
Pero qué te gustaría escuchar de este personaje.
“Cuando tienes un personaje que te interesa tanto en un libro que leíste, ya ves que viene eso de la depresión post libro, cuando terminas un libro que te gustó mucho, pues algo así me sucede con K quiero seguir escuchando lo que le pasó, tal vez lo llevaría al lobby del hotel y sentados tal vez con alguna copa de vino dejarlo hablar. Más que preguntas sería escucharlo”.
Para saber
Los ganadores del Cuarto Concurso Iberoamericano de Cuento y Novela Ventosa-Arrufat y Fundación Elena Poniatowska Amor A.C.
- Gabriel Rodríguez Liceaga, El eterno fluir de las aguas.
- Cristina Merelli, El Tonso y la Manuela.
- Alejandro Villagrán, La ninfa del acantilado.
- José Martínez Torres, La victoria.
- Santiago Vizcaíno, Las ciegas.
- Ana García Iglesias, Los apáticos.
- David Betancourt, Reemplazando a García Márquez.
- Thania Zepol, Traumatología.
- Diego Santana Caunedo, Un gramo de oro.
- Patricia Olvera Rocha, Voces bravías.
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