Juana María Ramírez.-

De acuerdo con la Odisea, Escila y Caribdis eran un par de monstruos que guardaban el estrecho de Mesina que es el punto de mar que divide Sicilia de la considerada bota italiana devorando las naves que se atrevían a pasar por ahí; posteriormente, en forma coloquial en inglés, francés y español incluso utiliza la frase “entre Escila y Caribdis” para decir que vamos de mal en peor, y al parecer esa fue la reflexión final del abogado, diplomático y profesor mexicano Jorge Sánchez Cordero, para hablar en su nuevo libro sobre la situación cultural de nuestro país.
Convencido de que la narrativa mexicana también tiene que abordar, participar, militar e influir en el discurso internacional sobre cultura, algo que ha hecho a lo largo de su vida profesional con la participación en foros internacionales representando a México, Sánchez Cordero, reúne en “Entre Escila Y Caribdis Infortunios y tragedias culturales”, muchas de esas ideas que ha impulsado en el ambiente internacional así como algunas reflexiones sobre el manejo de la cultura y sobre todo de los bienes culturales de nuestro país.
Reconociendo los altibajos de la cultura en nuestro país, destaca que en realidad no estamos tan peor, solo basta recordar el gran saqueo de los bienes culturales que se dieron en la época de los 60s “Salieron tantas piezas de manera ilícita que dicen que fue un pillaje peor que el de la conquista”, refiere el autor en entrevista durante su presencia en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara a donde acudió a presentar el libro editado por Tirnat lo Blanch.
En esta administración saliente la cancillería mexicana, nos cuenta, tomó un papel importante en el ámbito internacional destacando el haber logrado que el Consejo de Europa aprobará una convención que penaliza el tráfico de bienes culturales; se logró también, recordó el diplomático, llevar a la corte internacional por delitos contra lesa humanidad a quien profanaron las tumbas islámicas de Tumbuctú en Mali y fueron sentenciados.

Otro acierto luego de que la agencias, norteamericanas principalmente, al que la segundo fuente de financiamiento del Estado Islámico son los bienes culturales después del petróleo, se tomó más control sobre el mercado de cultura “el tráfico ilícito de bienes culturales en el ámbito internacional era un discurso laxo porque éramos ilusos, porque había que combatir contra el mercado, y la libertad del mercado, en fin era difícil por los intereses económicos”, lográndose con esto un mayor control en el mercado de bienes culturales, por una razón no cultural sino para tratar de reducirle al Estado Islámico las fuentes de financiamiento “Nos hemos beneficiado de esa emergencia en bienes culturales de protección de conciencia de importancia del patrimonio cultural y es en esa tesitura que hemos sido exitosos”.
¿Y la destrucción que han hecho de arte y cultura?, preguntamos; “Ellos se arropan en la destrucción, pero al final como a todos lo que les interesa es el dinero, ellos lo han vendido como una ofensa al Islam, lo cual no es cierto, pero así o manejan y la verdad, hoy podemos decir que llega el consejo de seguridad de las ONU cuyas determinaciones son vinculantes para la comunidad internacional, y han tratado desde entonces de meter orden en el mercado de bienes culturales”, explica.
Si bien esos iconoclastas han destruido una parte importante del patrimonio cultural de la humanidad pero hay otros movimientos, el pillaje continúa, en el mercado ilícito se ha detectado muy fuerte en internet, donde de repente aparecen comerciantes de arte que entran y desaparecen de la nada, es un código cifrado incluso en portales conocidos de venta por internet se puede encontrar con facilidad piezas de arte, es un tema delicado en el que México tiene que mantenerse en alerta constante.