Ezpiral dominical

Vendió su armario

 

aremario

 

Por Claudia Martínez Videgaray

Vendió su armario tiempo después del abandono. No soportó que sus blusas dejaran de emparejarse con el suéter de él, de aquel que un día se fue y se llevó sus prendas masculinas que combinaban bien en el cuerpo de ella cuando jugaban a fusionarse en una noche en que no había dos. Pero él se fue.

Los ganchos quedaron vacíos por la prisa de la huida en que solo deslizó sus sacos, sin pensar que dejaba huecos de fiestas en que ya no bailarían sus pantalones junto con las faldas de ella.

Su dueña entristeció aún más al notar que él no se llevó ni una prenda de ella; que ni siquiera a él le tentaría en la ausencia oler el baby doll que a él tanto le gustaba.

Así, solitarios los vestidos, sin donde posar sus mangas y talle apretados entre las camisas de él, lucían opacos, empolvados, solitarios. Y por eso, y por no poder sobrellevar el espacio vacío, vendió su armario.

Del Taller Al Gravitar Rotando

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