- Este jueves la iniciativa podría subirse al Pleno del Congreso del Estado para la creación de estos nuevos delitos
Por Mario Díaz
Existen muchas historias que muestran las consecuencias fatales que pueden producir la suma de tres ingredientes, una mala decisión al posar sin ropa ante un celular, redes sociales y un tercero en poder de estas imágenes.
Como ejemplo el caso de Jessica, deportista y buena estudiante de High school en Cincinatti, tras separarse de su novio Peter un explosivo joven celoso, quien decidió vengarse de ella filtrando a treinta personas conocidos de ella, varias de las fotografías que se tomó sin ropa para deleite de él.
Sus compañeros de escuela la llamaron prostituta, sufrió burlas por todo el campus, algunos sujetos consideraron una buena broma realizar un colage de fotografías que pegaron por toda la escuela, ella no aguantó más, a sus 18 años Jessica se suicidó.
En México, el caso de Laura, que conoció a un amigo por internet, para este extraño que se presentaba como un adolescente en la pantalla, pero tras el teclado se encontraba un adulto, que pronto pudo seducir a Laura para formalizar su relación, la citó en un lugar del cual fue secuestrada y obligada a prostituirse hasta que pudo ser rescatada.
En San Diego Mattehu de tan solo catorce años, también decidió quitarse la vida tras haber soportado durante semanas las burlas y acoso de sus compañeros, quienes viralizaron un video del adolescente masturbándose en el baño de su colegio. Tras su muerte los padres de Mattehu demandaron a la escuela por no haberse involucrado en parar esta lamentable situación.
Aquí en Jalisco, Adela, permitió a su pareja tomarle fotos con su celular en esos momentos de entrega íntima, «era un acto de amor, por eso lo permití, era algo de nosotros dos», sin embargo al romper con él, este amenazó con subir a las redes sociales las fotos de ella, sólo quería que regresara con él.
Adela (nombre ficticio) dejó el estado, se fue a vivir a Estados Unidos donde espera desaparecer del alcance de su celosa ex pareja.
Dice Adela que mientras vivió en Jalisco con esta amenaza temía que su imagen se distribuyera por las redes y con ello la vergüenza la fulminaría, lo peor sería que su hija viera esas fotografías. «A mí sólo me importaba lo que fuera a pensar mi hija de mi, lo que sus compañeros le dirían sobre mí, ella no lo soportaría, por eso decidí escapar, así me siento huyendo de algo, y buscar el anonimato en Estados Unidos».
Dice que denunció estas amenazas, pero nunca pudo prosperar nada, simplemente le decían las autoridades que resolviera su vida conyugal y que en la primera oportunidad que tuviera borrara esas fotos.
Otro caso el de la canadiense Amanda, ella a los doce años y en la discreción de su habitación hizo un topless ante una webcam, del otro lado se encontraba un adulto que se hizo pasar por un menor de edad, quien empezó con intimidarla para que siguiera mostrando su cuerpo, al negarse, el extraño envió las imágenes a los compañeros de ella, quienes iniciaron una campaña de burlas hacia ella.
Antes de suicidarse Amanda subió un video platicando de todo lo que tuvo que enfrentar, soportar ante la toma de una mala decisión que le arruinó la vida.
Según el Instituto Nacional de Transparencia Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), en México más de cuatro millones de niños y jóvenes conocen a alguien que ha enviado este tipo de imágenes. Los especialistas en crímenes cibernéticos coinciden en que el desconocimiento de las consecuencias a las que están expuestos los usuarios del internet, es uno de los principales factores para que los menores sigan realizando estas prácticas.
Ante este panorama, Jalisco busca ser punta de lanza contra el sexting, grooming y los retos que se han popularizado para que los jóvenes se provoquen daños físicos que luego publican en redes sociales.
Al interior de la Comisión de Puntos Constitucionales, Estudios Legislativos y Reglamentos, se aprobó modificar el Código Penal de Jalisco, para crear y tipificar estas tres nuevas categorías de delitos, el sexting, groomingo y los retos que inciten a dañarse físicamente en las redes.
El primero de estas prácticas conocida como sexting, se define como la transmisión de imágenes íntimas de una persona, tendría una sanción de dos a cinco años de prisión cuando se haga por medios físicos, y de cuatro a ocho años si se involucran medios electrónicos como redes sociales.
En caso de que la víctima sea menor de edad, la pena aumentará de seis a doce años de prisión; y si el ilícito se comete a través de la reproducción física de imágenes como fotocopias o fotografías y sean distribuidas entre conocidos, el castigo sería de dos a cinco años de prisión.
El grooming, se denomina cuando un adulto se hace pasar por un niño o adolescente para embaucar a un menor de edad y obtener una satisfacción sexual. En este caso la pena será de tres a seis años de prisión si el corruptor contacta y manipula a la víctima de manera personal, y será acreedor a una multa de siete mil 549 a 15 mil 98 pesos.
En caso de que el victimario utilice las tecnologías de la información, la pena será de seis a doce años. Si la víctima es menor de 12 años, el castigo se eleva a 15 años de prisión, y multa de 52 mil pesos.
Finalmente para quien promueva o difunda retos como La Ballena Azul, para provocar daño físico y que sean publicados en internet el o los culpables serán sancionados con prisión que va de los tres a 10 años en caso de que las consecuencias sean el suicidio de una persona. Si esta práctica sólo provoca lesiones, la sanción será de tres a ocho años de prisión, según sean consideradas estas heridas.
La pena máxima será para los casos en que se inste directamente a cometer suicidio a una persona menor de doce años, en caso de muerte serán de 20 a 40 años de cárcel.
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