Tras la chuleta

Por Mayeli Mariscal
¿Cuándo fue la última vez que buscó un empleo? ¿A cuántas personas conoce que lo estén haciendo en estos momentos?
Ferias del Empleo constantes por instituciones públicas, capacitaciones para emprender un negocio e incluso apoyos para equiparlo, son notas que escuchamos casi a diario al menos un par de ocasiones en radio, prensa o televisión e incluso en internet. Todos queremos emprender un negocio, porque el objetivo último es declarar la independencia financiera del sistema laboral ‘tradicional’ en donde debemos estar frente a un escrito en una oficina –algunas veces horas nalga- y cubrir jornadas completas con remuneraciones bajas, que muchos compensan o disculpan por el hecho de que la empresa brinda prestaciones “de ley”.
El ecosistema emprendedor, del que goza buena fama la entidad, ha ido en aumento pues sin importar la edad o la razón por la cual se lanza a esta oportunidad de tener un negocio, es atractivo al invertirle a lo propio.
Pero nadie dice que hay que tener habilidades directivas, de administración y de ventas. Que hay que privilegiar la venta, primero de uno mismo como marca y luego del producto o servicio. Esperanzas hay miles, capacitaciones que te muestras el ABC de iniciar el negocio, pero lo cierto es que la necedad de seguir la idea inicial llega a tapar los ojos de la verdadera necesidad del mercado, guiando al fracaso velado por añoranzas de éxito que se escucharon en conferencias de superación personal.
Lo cierto es que el ‘changarrismo’, es impulsado en la mayoría de las veces por el desempleo. Maestros, Doctores, Abogados y otras muchas profesiones, se ven ensombrecidas al concluir la universidad, al tener que afrontar el recorte de una empresa o al correr tras el sueño guajiro de “pocas horas de trabajo, remuneración abundante”.
La cultura del esfuerzo, también era aplaudible en generaciones pasadas, pues sin apoyos gubernamentales ni apps o conferencias, la gente ahorraba, ponía su negocio y salía adelante, convirtiendo sus emprendimientos en lo que hoy vemos son exitosas empresas familiares que sobreviven y se adaptan al mercado y a las crisis económicas.

Si se lee una sección de aviso de ocasión, de esas en donde con letra negrita se publican los empleos más atractivos o urgentes, ¿qué encuentra? Una serie de cualidades, habilidades y “excelente presentación”.
Contrario a las edades que se requieren para alcanzar la experiencia que solicitan, en la mayoría de los casos, los sueldos no concuerdan con lo solicitado además de que se desecha la experiencia al limitarla a una edad cronológica.
Empleos por honorarios, temporales o bien sujetos a temporadas, como la navideña, son algunas de las variables que enfrenta una persona que busca empleo hoy en día.
Y en ambos casos, hablamos de actividades necesarias para cualquier persona, el poder trabajar y ganar un salario para salir adelante y cubrir los gastos mínimos de ropa y alimento así como otras convenciones que se exigen en sociedad.
Solo diré que no todo está perdido. Lejos de ser un mensaje motivacional, la adaptación natural del hombre y de la mujer, nos hace “buscarle” así que por peor que sea la situación, siempre es posible alcanzar la chuleta, con menos o con más esfuerzo, eso depende del corredor, aunque siempre sin esperar que sea un tercero quien la alcance, cocine y emplate.
Muy interesante
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