Juan Carlos Huerta Vázquez.-
El Huracán Willa hizo un milagro esperado desde hace más de 30 años, provocó que el agua saliera del lago de Chapala, y bañara los malecones.
El desbordamiento se registró la tarde del domingo, cuando el personal de la Unidad de Protección Civil del Estado determinó cerrar el malecón como una medida preventiva, y monitorea el nivel de la laguna, que no representa ningún riesgo para la población.
En el año 1979, el vaso alcanzó la mayor cota de su historia, sin embargo desde el año siguiente comenzaron sus bajos niveles, hasta su segunda peor crisis en 2003, cuando se perdió en el horizonte, y el lago no podía verse desde el malecón, los visitantes podían recorrer caminando de un extremo a otro, y la Isla de los Alacranes, ubicado al centro del lago, era bordeada sólo por un espejo de agua, al grado que unos activistas en pro de la naturaleza consiguieron un camello, alquilado de un circo, para pasearlo por la fina arena del fondo de la laguna, y alertar sobre una eventual extinción.
Al momento el nivel Chapala está a un 80 por ciento de su capacidad total, y su reciente recuperación se debe a las últimas lluvias atípicas, según información de la Comisión Estatal del Agua y escurrimientos, su cota actual se ubica entre las cinco mejores de las últimas dos décadas.
Chapala es hoy un lago vivo, según expuso en entrevista la presidente del Instituto Mexicano de Derecho Ambiental, (IMDEC), “ha sobrevivido a los malos augurios de contaminación que lo amenazan desde hace más de 30 años, y ahora reclama los terrenos que le corresponden, y que le han sido arrebatados por nuevas construcciones”.
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