«Mientras Dios me de licencia»

Por Mario Díaz

Apolonia Rojas es una encantadora vendedora de frutita de temporada que pone su puesto (una tablita forrada con plástico) y su escasa mercancía en el Jardín Botánico, hoy trae membrillos, granadas que ella misma desgrana, cacahuates asados y algunas gorditas de nata.

Espera que al final del día al menos ganar lo suficiente para el camión de regreso a casa y un poquito más para el que la traerá de vuelta a su lugar de venta el día de mañana.

WhatsApp Image 2017-07-14 at 3.50.34 PM (1)A sus 78 años se dice orgullosa de haber nacido en 1929, sigue lúcida, es muy platicadora, tiene mucho que contar, pero tienes que hablarle un poco fuerte, su oído ha ido disminuyendo.

«Estas preguntas ¿no son para quitarme verdad?», tiene miedo de que el ayuntamiento o cualquier otra dependencia la remueva de su lugar de venta, de su espacio que por muchos años ha sido de ella, ni un metro cuadrada abarca, pero le tiene cariño.

«No puedo traer mucho (mercancía), traigo de a poquito, si traigo mucho nadie me ayuda a cargar todo, vengo desde San Martín de las Flores, cargando de a poquito».

WhatsApp Image 2017-07-14 at 3.50.32 PMDice que a veces se pone a vender desde las diez de la mañana o hasta las once de la mañana, todo depende de qué humor traiga el chofer del camión que la deja cerca de su Jardín Botánico.

«Ya está muy cambiado el parque, antes había mucha vegetación, muchas plantitas buenas, era el Parque Botánico, pero ahora ya queda muy poco de aquello, había hasta flores de amapola, muy bonitas pero las quitaron hace mucho y ni rosales bonitos pusieron, está tristeando el parque, tal vez por tanto dolor que hay ahí enfrente (Hospital Civil de Guadalajara), quién sabe», reflexiona Apolonia.

Se le pregunta si tiene familia, dice que si, que sus hijos todos casados le dan su ayuda, que le han pedido que deje de ir a vender, están preocupados por su salud.

«Mientras Dios me de licencia y pueda vender y caminar pues aquí me van a ver, consigo mis centavitos cuando vendo algo, aunque pues mis hijos si me cuidan y me ayudan, pero ni modo de estar todo el día en mi casa, mi esposo ya se me fue pues para no andar con tristezas me vengo a vender, a parte pues ya están casados y bien dicen que ya son harina de otro costal.

WhatsApp Image 2017-07-14 at 3.50.35 PM«Así, vendiendo mis granaditas, los membrillos que desde ayer no se me venden, los cacahuates, las gorditas de nata pues tengo mi dinerito, poquito, pero me alcanza para comprarme mis antojitos, son poquitos pero tengo para eso».

WhatsApp Image 2017-07-14 at 3.52.03 PM (1)

Los mirones que nunca faltan, se acercan para escuchar de qué trata la entrevista, una doctora joven al parecer se conmueve con las palabras de doña Apolonia, toma dos membrillos y una gordita de nata, fue en total doce pesos, paga con un billete de veinte, le da las gracias y se retira sin esperar su cambio.

«Venga más seguido», me dice Apolonia, «para que venda más y más pronto me vaya a mi casa, bueno si me permite», ríe, toma otra granada y la empieza a desgranar. Tiene que tener su mercancía lista para la venta.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.