
Todo oficio requiere esfuerzo habilidad y práctica
el de amante no es la excepción
pues aunque sea evidente o clandestino
hay en su quehacer una maestría o dominio
en cada circunstancia.
Los amantes de los libros se dan citas
se subrayan y nunca se prestan
por temor a no ser devueltos
algunos acaban arrumbados
otros haciendo de calza.
Los de papelería
reproducen su amor en fotocopia
son de lo más repetitivo.
Los de relectura se repasan hoja por hoja
se anticipan, saben lo que van a hacer, como van a terminar
son los más genuinos pues aún así
no dejan de sorprenderse y de gustarse.
Los de teibol esperan al after show en el privado
donde Deyanira vuelve a ser Mariana.
Los amantes de la redacción se la pasan foliando,
poniéndose comas, acentuándose,
mientras una le busca la errata, el otro pagina,
editan a ritmo de copy paste, borrón y punto aparte.
Los de bar no lo hacen
sin echar botana ni rocola de por medio
sin el desamor que los lleva a los alcoholes
al despecho o la que se fue.
Los amantes de oficina
son de post it, de nueve a dos y de cuatro a siete
sin contrato ni horas extra pagadas
con reparto de utilidades tardío
y aguinaldo raquítico.
Los de futbol son pasionales, fanáticos
de dos tiempos y si hace falta hasta los penales
de eliminación directa, sin derecho a repechaje
a veces uno domina y pierde, a veces el otro, a veces empatan
pues el futbol es así, como la vida, no siempre se gana.
También están los amantes de los finales
de los que se quedan en el cine hasta que las luces se encienden
los que apartan un trozo de comida con el rejugo de cada cucharada
los que gustan de finales inesperados
y los que lo intentan hasta donde les alcance el epitafio.
Rodolfo Orozco
Del Taller: Al Gravitar Rotando