Un viajero incansable

Mario Díaz.– Luis González y su esposa Laura Torres, recorren la república mexicana llevando un poco de la música tradicional oaxaqueña, se les escucha en la esquina de Hidalgo y Zaragoza con su tamborcito, una flauta de carrizo y cascabeles. Ambos sobreviven con las pocas monedas que los tapatíos les obsequian.

Sus pies llenos de callos enfundados en huaraches de cuero, suela de llanta cuentan los kilómetros que han caminado por los pueblos de México, en palabras de don Luis, les gusta subir y bajar por el país, aunque prefieren evitar Querétaro, donde asegura los mismos elementos que deben servir y proteges a los ciudadanos son los primeros en tratarlos de manera déspota y miserable.

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Hoy están en Jalisco, en Guadalajara donde si bien los transeúntes hacen lo imposible por no verlos, por ignorarlos y darles la vuelta, para el viajero del tamborcito, flauta y cascabeles solo es cuestión de tiempo para que entre tanta gente surja una persona de buen corazón y les da algunas monedas.

“Aquí me quedo tocando mi tamborcito, mi flauta y mis cascabeles hasta que caiga algo para comer, para poder pagar la rentita del cuarto donde nos estamos quedando, apenas cuatro paredes que nos dan abrigo para el frío”, comenta don Luis González.

“Somos de Oaxaca, nos va a tocar permanecer aquí hasta las navidades, luego no sé a dónde vamos a caminar, somos viajeros, de aquí para allá. Ahorita no cae nada, llevamos dos horas y le voy a seguir hasta que salga para comer algo. Este oficio de tocar lo aprendí desde chico, mi tío me enseñó, él es original de los pueblos primeros de Oaxaca, música de la mixteca oaxaqueña es lo que llevo por la venas”, se dice orgulloso de poder sentir parte de su tierra cerquita de él, es como tocarle a su pueblo, a su gente comparte don Luis.

Su paso por Jalisco lo siente amable, “aquí nos han tratado bien, gracias a Dios aquí si nos respetan a uno como personas, los policías hasta son amigos no piensen que no, de veces nos regalan un cafecito para el frío. En otra parte no como Querétaro, los policías son enemigos, no es bueno ir, Jalisco es bueno, nos vamos para Jalostotitlán, Yahualica, nos vamos por todos lados, Querétaro no ahí es malo”, guarda para si los motivos y su mala experiencia en dicho estado del centro del país, sonríe y pide permiso para seguir musicalizando la vida de los tapatíos tratando de acariciar sus corazones con su orgullosa tradición mixteca.

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